Espectáculo prohibido, mi cuñada masturbándose

Era una tarde cualquiera hasta que los gemidos ahogados me guiaron hasta su habitación. Mi cuñada, creyéndose sola en casa, había montado un espectáculo que hubiera hecho ruborizar a cualquiera… pero a mí solo me dejó con la boca abierta. Ahí estaba, tumbada sobre la cama con sus medias de nylon brillando bajo la luz, las piernas abiertas mientras un consolador enorme desaparecía una y otra vez entre sus labios húmedos. Lo más candente: estaba en llamada con su novio por Skype, susurrándole cosas que harían arder hasta al más templado mientras sus dedos jugueteaban con sus pezones duros. Cada gemido, cada arqueo de su espalda y cada sacudida de sus caderas delataban lo cachonda que estaba. El nylon se enredaba en sus muslos, y su respiración entrecortada era la banda sonora de mi propia excitación. Cuando sus ojos se cerraron y su cuerpo se tensó en el clímax, supe que este "accidente" sería mi secreto más ardiente… y mi nueva fantasía recurrente.

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16 abril, 2025